Hace mucho tiempo que leo novela negra casi exclusivamente. Recuerdo que en una novela, que no era policial, una de las protagonistas confesaba que el género es tan atrapante que una vez que se conoce, ya no hay otra literatura posible. Y creo que fue lo que me sucedió, puesto que solo el suspenso bien contado con sus típicos ingredientes logra captar mi atención.
Comencé con los nórdicos que son verdaderamente sangrientos. Después de “devorar” casi todos los libros de Mankell y de otros escritores de la zona, me saturó la sangre y descubrí la línea europea menos truculenta. Llegó el momento de Camilleri, Márkaris, Giménez Bartlet. También pasé por los norteamericanos y después llegó un largo período de tesis con quince meses de estudio que me alejó del consumo literario. Ahora volví y a través de Pista negra (Salamandra) conocí a Manzini, otro italiano que “se las trae”.
Manzini maneja la descripción con maestría y recrea detalladamente para que el lector se sitúe en escena. Su prosa es ligera, entretenida y con diálogos certeros. Con un excelente manejo de la acción, narra las peripecias del investigador Rocco Schiavone.
El subjefe de policía Schiavone, un cuarentón interesante, es por momentos insoportable. Su vida es la de un perdedor y también la de un hombre que intenta superar la mediocridad de un entorno sórdido (el de la policía italiana, burocrática y estancada, y también el de su propia existencia). Rocco S. demuestra astucia como investigador, pero poca lucidez como ser humano. Al igual que el entrañable Salvo de Camilleri, le gustan las mujeres y la buena mesa, y se lleva muy mal con el papeleo y las autoridades.
En Pista negra, Schiavone se enfrenta a un cadáver que apareció en una pista de esquí en el valle de Aosta. Entre la visita de un amigo para una gestión algo turbia, una relación amorosa paralela a su vida matrimonial y un mal vínculo con varios de los integrantes de la comisaría, el inspector Schiavone hace gala de lo que sabe hacer: interpretar y desentrañar.
Comencé a leer la novela en un largo viaje de avión y debí medirme para no terminar el libro de un tirón, no porque no lo valiera, sino porque quería hacerlo rendir un poco más. Manzini ha publicado varias novelas de la saga, así que tengo “combustible policial” para rato. Pista negra es un libro muy recomendable para los amantes del género y para los que todavía no lo son, recuerden que ya confesé que la novela policial es adictiva y “quien avisa no traiciona”.