Diseño, arte y artesanía detrás de las letras bonitas de Sofía Donner

Sofía Donner (27) es artista visual. Desde hace un tiempo su trabajo —en Sinergia Cowork y en CreativeMornings/Mvd, fundamentalmente— se ve en las redes sociales. En las formas y figuras que crea hay fuerza y osadía, características que emergen cuando describe su trabajo y que dan cuenta de una persona con gran bullicio interior. Sofía habla con soltura y enfatiza vivencias y proyectos con el tono de su voz, interjecciones y risas, y también con su cuerpo: gesticula, se mueve, se acomoda. Y, en especial, acompaña el relato con sus ojos inquietos que brillan frente a lo que se imagina que puede hacer.

Coordinamos una reunión en Sinergia y, como es anfitriona en esa casa, eligió un lugar cómodo para charlar (el living del primer piso). En un ambiente en el que se respiran ideas creativas —con mesas en plena producción, mucho blanco, bastante verde y notas de color— conversamos, casi sin pausa, sobre sus estudios, su ejercicio laboral y los proyectos.

¿Cuál es tu formación?
Soy licenciada en Diseño Industrial (ORT); esa es mi formación académica. La artística empezó de muy chica: a los nueve años comencé a ir al  Taller para las Artes que dirige Gloria Raquel Sánchez. Fui hasta los 18 años como alumna y después seguí vinculada porque he hecho varias suplencias.

¿Cómo te definirías como artista?
Hago diseño e ilustración. Ahora [me identifico con] el pensamiento visual: expresar ideas a través de dibujos. Es muy espontáneo y lo estoy haciendo en eventos y charlas, por ejemplo. Plasmo en dibujo las ideas fuerza mientras se desarrolla la actividad. Es algo importante para las personas “más visuales” que captan a través de las imágenes. A veces, por problemas técnicos, no es posible hacerlo en grande [para que todos lo vean] y en esos casos lo hago en un tamaño reducido que se viraliza, después, en formato digital.

¿Es una nueva tendencia?
Sí, está sucediendo en varios lugares. Yo lo descubrí en 2013, estuve viajando y conocí a una alemana que vive de eso. Me fasciné, dije que quería hacer lo mismo y uso CreativeMornings como práctica, también practico en mi casa escuchando charlas TEDx y tímidamente estoy comenzando a ofrecerlo.

¿Requiere una técnica especial?
Requiere facilidad para convertir conceptos en formas visuales y dibujar rápidamente, que se entienda el dibujo y también seleccionar las palabras porque es combinación de texto e imagen. La selección de las frases es lo que más me cuesta, lo que practico todavía, [porque me resulta difícil] retener una frase mientras estoy dibujando. Pero se entrena, como todo.

¿Qué formación se necesita?
Creo que no hay formación académica para eso. Yo utilizo todos los recursos que tengo y, como todo en la vida, si hay ganas y te gusta, le metés horas. Necesita cabeza, ganas y muchas horas, ¡muchas horas! A mí lo que más me importa es que la letra sea legible; a veces hago un poco más de arte, si quiero destacar algo (título con volumen, sombra o decoraciones), aunque en realidad son mayúsculas y minúsculas legibles con mi letra. No es una letra diferente, es la mía.

Una letra muy linda…
Porque la practico todo el tiempo. Siempre me gustó escribir a mano, la computadora me da velocidad, pero para bajar ideas necesito el lápiz. Escribo a mano todo el tiempo y si noto que hay una letra que no se entiende y que no me queda bien, la ejercito.

¿Como la practicás?
Con cualquier material; a veces uso renglones, aunque me gusta trabajar libremente. Si quiero incorporar un nuevo tipo de letra a mi memoria muscular, hago el abecedario una y otra vez. Uso mucho la música como forma de práctica, anoto frases de canciones que me gustan.

¿Cómo atrapás lo importante en las instancias de facilitación visual?
Hasta el momento he trabajado en [temáticas] que conozco y también trato de investigar un poco antes. [Así fue] en la Cámara de Diseño en el Mes del Diseño en junio de 2015. Les pregunté si podía conocer a los oradores, ellos tenían prevista una merienda y fui yo también para que mi cabeza [pudiese estar] colocada en ese entorno. Me puse en contexto, pude ver las expresiones faciales de los oradores, conocer las palabras que usan y algo del contenido para imaginarme cómo expresar esas ideas en imágenes. Solo una vez caí como en paracaídas y se notó en el resultado.

Es un ámbito laboral interesante…
Sí claro, aunque nunca voy a hacer una de Física Cuántica porque no conozco los términos. Voy a hacer de temas que entienda o que estén cercanos a mí para que cuando los estudie pueda tener imágenes. En pensamiento visual se habla de diccionario visual, de tener un pensamiento visual sobre [determinado] tema.

¿Te interesa tener otros diccionarios visuales para extender tus servicios?
Por ahora quiero profesionalizarme en lo que más conozco y estudiaré, por supuesto, si algún día veo que hay más oportunidades que me estoy perdiendo por no conocer determinados temas.

El pensamiento visual orientado a la facilitación gráfica para expresar ideas o resumir conceptos es algo innovador en Uruguay. En Sinergia lo he usado en la Incubadora y estuvo buenísimo. Fue solo un período y a mí me sirvió como práctica, tuve feedbacks increíbles. Los “incubados” recibían minutas de los encuentros y también les enviaban mis dibujos y algunos me dijeron que no leían las minutas, solo se guiaban por lo que yo había dibujado.

¿Cuáles son tus referentes en el mundo del diseño y el arte?
Busco referencias, en realidad. En Lettering uso Instagram porque hay mucho material para mirar. Me gusta una chica norteamericana que estuvo en Sinergia, dio un taller e hicimos un pizarrón juntas, fue terrible experiencia. Se llama Lauren Hom y es muy métodica. Sabe lo que funciona y lo aplica, y eso está “de más”, aunque a mí me gusta explorar un poco más y procuro que las letras digan más del concepto.

¿Cómo es eso?
Ella tiene varias familias tipográficas que le salen muy bien, hizo una pieza [en torno al concepto] de jardín con letras muy simples y llevó [la pieza gráfica] al mundo del jardín con flores, pétalos y hojas. Yo intento que la construcción de la letra diga algo más. En un taller de Arduino, en Sinergia, pude hacer algo de eso. Cuando tuve que hacer la comunicación, tomé estaño —que es súper maleable y divertido de jugar—, escribí “Arduino” con [ese material], puse objetos que se iban a usar en el taller y saqué una foto. Más allá de que la letra haya quedado perfecta o no, busqué transmitir algo más que la palabra en sí.

¿Qué materiales utilizás para transmitir esos conceptos visuales que van “más allá de las letras”?
Cada caso es específico, así que los materiales varían desde un pizarrón clásico, lápices, tinta y hasta el uso de condimentos y especias, por ejemplo. Hace un par de días exploré con semillas de achiote. Escribí la palabra “achiote” con las semillas y fue una experiencia específica que me encantó. Le busco la vuelta a cada caso; practico con pizarrones, pero me cuelga usar otros materiales.

¿Cuál es tu ejercicio laboral en la actualidad? ¿De qué vive Sofía Donner?
Tengo un trabajo fijo en Sinergia, soy parte del equipo de Comunicación. Alimento los contenidos del sitio de Sinergia y hago los envíos de newsletter; en ambos casos muchas veces realizo gráficas específicas. Apoyo a los participantes del colectivo de Sinergia con producciones visuales específicas y también hago los pizarrones, que es lo que más me divierte. [Se trata de] comunicar en el espacio distintas cosas. Surgen de la comunidad y deben ser dinámicos para que la gente se encuentre con algo diferente. [El objetivo] es renovar el espacio, [y por eso] dibujo en las paredes de los baños las cosas que se vienen, los talleres y actividades. Le pongo onda para que la gente los mire.

Los pizarrones nos llevan al Lettering y a la caligrafía. ¿Cuáles son las diferencias?
Yo creo que la caligrafía es una forma consciente de escribir y el Lettering se acerca más a la ilustración, tiene letras y expresa conceptos, pero cada letra es dibujada.

¿Y por qué se ha puesto de moda?
Veo una tendencia global a volver a lo hecho a mano y salir de la compu que nos atrapa tanto. [Esta forma nos] permite alejarnos de lo digital y dar valor a que alguien se sentó, le dedicó tiempo, se paró, se trepó a una escalera… Eso está buenísimo.

¿Cómo descubriste el mundo del Lettering?
En internet, vi algo y dije “yo hago esto y no lo sabía”. Empecé a ponerle nombre a una práctica que ya hacía en reuniones familiares o de amigos [porque] siempre tengo una libretita y una lapicera, aunque tenga una cartera mini. Si [en un encuentro] alguien dice una frase que me copa, la escribo tratando de buscarle una ilustración que acompañe.

Y hace poco me acordé de que en quinto año de escuela teníamos unos bancos con tapa que se levantaba y yo escribía “Sofi” de diferentes formas: con volumen, sombra, letras diferentes. Hacía Lettering a los 10 años e iba pegando mi nombre en esa tapa. Si hubiera tenido un smartphone le hubiese sacado una foto porque ahora es solo un recuerdo…

¿Cómo es el estilo Sofía Donner en Lettering?
El estilo Sofía Donner no está definido.

¿Por qué no está definido?
Porque estoy todo el tiempo probando. Por un lado, me gustaría tenerlo para ser reconocida por un sello, pero al mismo tiempo no me gusta un reconocimiento así [porque] me interesa más la exploración. No sé si alguna vez va a existir el estilo Sofía Donner.

¿Para quién o para qué te gustaría trabajar?
Eso es algo en lo que he estado pensando bastante en el último tiempo. Me doy cuenta de que quiero seguir cambiando. No existe el trabajo de mis sueños. Me resultó bastante fuerte darme cuenta de eso porque siempre surgen las preguntas ¿a dónde quiero ir?, ¿qué quiero hacer? Y lo que hago ahora está bien, [en cambio] mañana puede surgir algo totalmente diferente y también estar bien.

¿Se puede vivir de esta mezcla de diseño-artesanía-comunicación-arte?
Creo que sí, aunque requiere mucho trabajo [porque], como todo en la vida, para ser mejor, cobrar bien y que tu trabajo valga, hay que trabajar mucho. Como decía Picasso, “que la inspiración te encuentre trabajando”. [Además] hay que hacer valorar el trabajo. Yo me alejé del cliente que te dice “haceme la primera pieza y después vemos el precio”. Si el cliente no valora lo que hago, no trabajo en [esas circunstancias]. No significa estar súper involucrada, pero sí tiene que haber cosas en común; debe de haber un ida y vuelta significativo, una valorización en común.

¿Cuántos años de experiencia en estas áreas tenés?
En Sinergia trabajo desde hace dos años. Antes trabajé en La Pasionaria, era encargada de la tienda y, como el equipo era chico, hacía mil cosas más. Fue mi primer trabajo y fue terrible experiencia, [aprendí] a solucionar problemas todos los días con inspiración porque el entorno de La Pasionaria es hermoso. Y cuando había que hacer una vidriera era una fiesta.

¿Cuáles son los trabajos que recordás con más cariño?
En 2015 di un taller de maquillaje artístico en Proarte. Me gustó muchísimo. Fue mi primera experiencia [como tal], aunque había hecho suplencias en el Taller para las Artes en el área de plástica.  Como trabajo freelance una buena experiencia ha sido trabajar con Underground Beer Club. El diseño es una disciplina bastardeada por el propio mercado: los clientes y los diseñadores. Este es un mercado chico y muy permeable a esas prácticas. Y trabajar con Mariano [Mazzolla] es genial porque él valora el trabajo y disfruto el vínculo con la empresa por eso.

Ahora, [además] estoy por armar un taller de Lettering que está en proceso de creación. Es algo que me gusta, hay mucha gente que quiere hacerlo y tengo ofrecimientos de varios lugares para darlo, también. Será pronto; estoy pensando hacer una encuesta previa a la inscripción porque hay dos niveles bien diferenciados: están los principiantes que solo saben que les gusta el tema y están los diseñadores que ya tienen la mano entrenada y que necesitan otro nivel. La gente está necesitando salir de la computadora y hacer cosas con las manos, [así que] veo en el Lettering un camino que me parece divertido.

5 comentarios en “Diseño, arte y artesanía detrás de las letras bonitas de Sofía Donner

  1. Que bueno saber que Sofía no cesa en la búsqueda de expresarse con las herramientas que le gustan. La recuerdo en clase, donde siempre había en su mano un lápiz que estampaba figuras.

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