Trail run por etapas en Uruguay: la primera edición del Raid de las Sierras
El último fin de semana de octubre de 2017 una carrera pedestre de tres etapas en la serranía de Minas debutó en el calendario del trail run del Uruguay. El Raid de las Sierras es la segunda carrera en su modalidad en nuestro país ―la primera es la MATT Trail Run― y cuenta con un detalle que la hace singular en el Uruguay: es la única, en el rubro, con pernocte incluido. Este estilo de carreras, por etapas y con alojamiento, se ha popularizado en el mundo; en la región, incluso, hay clásicos que concitan interés internacional (el Cruce Columbia y el Raid de los Andes, por ejemplo).
El Raid de las Sierras estuvo a cargo de Elequipo Eventos Deportivos. Rodrigo Tomas, Marcos Martínez y Cecilia De Oliveira dieron vida a la carrera a partir de la experiencia recogida en las ediciones 2016 y 2017 de la Scott Marathon MTB, también bajo su responsabilidad. Este raid uruguayo, en su primera edición, acumuló más de 70 km en las sierras de Minas (Aguas Blancas) del 27 al 29 de octubre con cerros, cuchillas, senderos de ripio, campo, una cantera de piedra laja, más campo, algo de agua, trillos, barro, lluvia y sol.
Marcos Martínez fue el encargado de trazar los circuitos con la ayuda de Cecilia, quien además es su esposa. “El armado es la parte más fácil, lo más complicado es que te dejen pasar por esos lugares porque son predios privados. Fuimos armando los circuitos, buscamos que fueran lindos a la vista, atractivos para los corredores y con cierta dificultad. Los tres fueron diferentes, unos más técnicos y otros más rápidos”. Los circuitos se diseñan con suficiente anterioridad, se marcan con gps y tres días antes los vuelven a hacer para señalizarlos. Además, “24 horas antes de cada etapa, lo hacemos nuevamente para revisar todo, por si se vuelan marcas o si alguien las quita, no queremos que los corredores se pierdan”, acota Martínez.
La carrera se promocionó en Uruguay exclusivamente, aunque contó con algunos participantes extranjeros. “Quisimos hacer la prueba con corredores de aquí, porque es muy difícil vender un producto que no existe”, explica Martínez. “Se anotaron y pagaron algo más de cien corredores. Era lo que esperábamos, sabíamos que iban a ser pocos participantes y trabajamos para lograr el cien por ciento de satisfacción. Eso será lo que le dará el crecimiento, como en la Scott Marathon».
El jueves 26 de noviembre el cielo de Minas estaba gris y llovía, el retiro de kits fue ágil y la charla técnica con pocos asistentes. El viernes 27, el día 1 de la carrera, bien temprano en la mañana el bus esperaba los bolsos de los corredores y la “cosa se animaba”. Había música y rostros expectantes. La salida fue desde la ciudad, con la Iglesia de fondo y una vuelta a la plaza, en “tren controlado” hasta llegar a un camino vecinal que dio comienzo al trail. El recorrido fue largo, de 34 k, y los corredores arribaron al camping de Aguas Blancas.
Ese día, de mayor kilometraje, había dos puestos de hidratación durante el recorrido y uno al llegar. Los puestos ofrecían “tres tipos de gomitas, maní, maní con chocolate, pasas de uva, barritas energéticas, pastafrola, naranjas, bananas y manzanas. Además, gatorade y agua para la hidratación”, explica Cecilia De Oliveira. Al llegar a la meta, había naranjas y agua fresca; un detalle que los corredores agradecían y consumían antes de alojarse en las carpas y pasar por las duchas.
Mientras la élite ya se encontraba en manos de los kinesiólogos (un servicio extra de uso opcional), la mayoría de los corredores comenzó a arribar al campamento. El almuerzo estaba pronto y el bufet ofreció carnes roja y blanca (recién salidas de la parrilla), pasta (se consumieron más de 90 kilos durante la competencia) y salsas, lentejas, verduras frescas y cocidas, pan, fruta y postre. Había abundante agua y bebidas Salus, y también vino. Martínez explica que “el menú fue definido por profesionales en nutrición para cubrir las demandas de los deportistas. Consideramos a los vegetarianos y veganos, también. Estaba todo calculado».
“La organización superó mis expectativas, me había llevado comida por si había poco y volví con todo. No necesité nada. Los desayunos, almuerzos y cenas estuvieron muy bien, disfruté del vino en la noche, incluso”, Juan (30 años)
“Participé en carreras similares en el exterior, también de tres etapas con campamento. Y el Raid de las Sierras no tiene nada que envidiarle a una carrera de afuera. Solo le agregaría algunos kilómetros más al final; aunque estás muerto, es bueno para los más veloces» (Celika, 50 años)
En las primeras horas de la tarde del viernes, se descolgó la lluvia y una tormenta inusualmente fuerte con mucho viento, situación inesperada a pesar de que el pronóstico no era bueno. “Fue terrible prueba. Se complicó todo, no solo lo que se voló en el campamento, sino que estábamos marcando la segunda etapa y se hizo muy difícil, además tanta lluvia nos obligó a cambiar el recorrido del tercer día. Esa tormenta no fue algo lindo, pero hay que estar preparado y pudimos sobrellevar uno de los obstáculos más difíciles que puede tener una organización. Tuvimos, además, el apoyo de los corredores. En el campamento se sentía buena onda”.
La tormenta desalentó a algunos corredores que decidieron no continuar con el Raid, otros se fueron a dormir a Minas (que ya no tenía alojamiento, por otra parte) y algunos enfrentaron la adversidad y pernoctaron en el campamento que era un lodazal. La carpa comedor estuvo casi vacía en la noche del viernes, pero el espíritu de quienes cenaron fue animoso, así lo recuerdan los corredores consultados. El bufet repitió la oferta y los corredores iban y venían en busca de alimentos para reponer energías.
El sábado el desayuno no defraudó, según comentan los participantes. Además de café y té para consumo permanente, había fruta, cereales, yogur, pan, queso y dulces (mermelada, dulce de membrillo y dulce de leche) y tortas caseras.
El circuito del segundo día, de 25 k, implicaba un traslado en bus hasta las Cumbres del Ramallo en la ruta 60, una de las alturas más altas del país con un paisaje de abundantes sierras. La etapa se largó algo tarde, ya con calor, y los participantes fueron testigos, nuevamente, de un circuito privilegiado con la agreste naturaleza de las sierras como protagonista principal.
La tarde fue diferente, ya sin viento y con sol, el camping mostró su carácter: el almuerzo fue distendido, la siesta tranquila para recuperar las piernas y, más tarde, la cena para socializar y recuperar energías. Las fotos y el video del día despertaron comentarios, mientras los ganadores se preparaban para la entrega de premios que sumó, además, los del día anterior.
El recorrido del tercer y último día debió cambiarse y sumó un kilómetro más. Parece algo menor, pero cuando el acumulado es significativo, hasta un metro cuenta. La etapa del domingo salió del camping y regresó al mismo lugar. Fueron 16 k rápidos porque el acto de cierre con las premiaciones (de la etapa y la final) sería largo y los corredores, cansados, se disponían a regresar a sus hogares.
«Lo mejor de la carrera fue la organización, que fue excelente. El campamento fue brutal porque es una forma de compartir experiencias con otros corredores y, además, los recorridos estuvieron muy buenos», (Celika, 50 años)
EL RAID EN DATOS 3 personas a cargo: Rodrigo, Marcos y Cecilia. 3 encargados de logística. 35 personas que trabajaron durante la competencia. 110 carpas armadas. 1 carpa comedor para el servicio bufet con escenario incluido. 1 semana de armado y 4 días de desarmado. Duchas con agua caliente. Conexión eléctrica para la carga de artefactos. Hospital de campaña. Zona de prensa. Zona de patrocinadores. Zona de recuperación. Almacén. Vigilancia. 5 categoría para individual damas + 5 para individual caballeros 4 categorías para duplas damas + 4 para duplas caballeros 4 categorías para equipos mixto
Para Mónica (43 años), con experiencia en carreras similares en el exterior, el balance de la carrera es altamente positivo. «El Raid merece un lugar en el calendario uruguayo de trail. Volveré a correr la carrera otra vez. La recomiendo, sin lugar a dudas. Hablo de ella y me sube la adrenalina».
A mediados de enero comienza la promoción del Raid 2018, explica Cecilia, y la carrera promete crecer porque, como dice Daniela (49 años), “Marcos y Cecilia son muy responsables y cuidadosos. Todo estuvo muy prolijo, un grupo de trabajo dedicado, ni hablar de cómo sacaron adelante todo luego del temporal fuerte del primer día”.
Dice Martínez que «para la segunda edición, con un producto que ya existe y está probado, saldremos a la región”. «Tenemos la experiencia de los corredores que ya hicieron el Raid en 2017 y un registro de imágenes, fotografía y video de calidad porque contratamos un equipo muy profesional», confiesa Martínez con un dejo de orgullo. Las fotos estuvieron a cargo de Paola Nande y los videos son responsabilidad de Niko Silva Audiovisuales.
El primer Raid de la Sierras tuvo alrededor de cien participantes y la infraestructura permite entre 400 y 500 participantes. “Ese es el crecimiento esperado”. “Creemos que el año que viene el número de participantes se duplicará porque el producto es bueno y el trail run viene creciendo a nivel mundial».
En las carreras de este tenor se anudan otras carreras, se hilvanan experiencias y anécdotas de otras instancias similares. En la carpa comedor, en cada encuentro, se escucharon proezas con relatos pasados y con el cansancio, la sed, las ganas de llegar y algunas caídas como protagonistas. También estuvieron los relatos de cada día, de 60 kilómetros, fueron relatos con lluvia, barro y mucho sol. El tiempo compartido, luego del esfuerzo, permitió tejero nuevos vínculos y proyectos, algunos locales y otros más lejanos, todos con el esfuerzo del entrenamiento y del placer de la vida al aire libre.
“El Raid significó superación. Fue un esfuerzo que realmente valió la pena. La complejidad estuvo dada por el acumulado de kilómetros y, a pesar de que me costó, quería subir más y ver las sierras desde la más alta”, Juan (30 años).