#MuseosEnGranizo: “El álbum de los Derechos”, el MAPI exhibe muestra curada por su Consejo de Niños

El Museo de Arte Precolombino e Indígena (MAPI) y el Instituto Interamericano del Niño, la Niña y Adolescentes (IIN) inauguraron El Álbum de los Derechos, muestra curada por el Consejo de Niños del MAPI. La exhibición, abierta de junio a setiembre, muestra producciones artísticas realizadas por niñas y niños de las Américas con el propósito de reflexionar sobre los derechos de la infancia.


Nota publicada en Granizo / 22 de junio de 2019 / Fotografías de Javier Noceti

Facundo de Almeida, director del MAPI, Víctor Giorgi, director general del IIN, Dante Cerri y Paulina Velazco, miembros del Consejo de Niños del Museo, recibieron a Granizo días antes de la apertura de El Álbum de los Derechos. La muestra, que fue inaugurada el miércoles 12 con la presencia de la Dra. María Julia Muñoz —ministra de Educación y Cultura— exhibe fotografías, dibujos, un juego y un video y trata sobre los derechos de niños, niñas y adolescentes.

«En el año 2017, el Instituto Interamericano del Niño cumplió noventa años y para celebrarlo se realizó, entre otros, una convocatoria a los niños de todas las Américas a presentar fotografías», explicó Giorgi. Se recibieron más de cuatrocientas, un jurado eligió veinte y luego se editó la publicación El Álbum de los Derechos. «Con el compromiso de realizar una muestra itinerante que recorriera varios países, surgió el vínculo con el MAPI, con su experiencia y una gran fortaleza: tiene un Consejo de Niños», agrega el presidente del IIN.

El MAPI recibió la propuesta de realizar la exposición de las fotos en 2018. «Nos preguntaron si teníamos el espacio y les dijimos que queríamos hacerlo con las mismas características museográficas que hacemos cualquier otra exposición. Porque así trabajamos y porque, para nosotros, el público infantil es prioridad en todo sentido», agrega el director del museo. La contrapropuesta fue conformar un grupo tripartito conformado por el Instituto, el Equipo de Exposiciones y de Educación y el Consejo de Niños.

Los integrantes del Consejo —que tienen entre 6 y 14 años— recibieron el desafío de realizar la curaduría de la exposición. Durante seis meses, se reunieron para llevar a cabo la exhibición. Recibieron formación sobre qué implica una curaduría, debatieron acerca de cómo armar la exhibición y produjeron material artístico. Principalmente, reflexionaron sobre las dificultades de mostrar el tema a sus pares y a los adultos. Giorgi y de Almeida explican que, durante una de las sesiones, el Consejo se enfrentó al eje central de la museografía. «Tiene que ser una muestra divertida para que a los niños les guste, pero tampoco tiene que ser tan divertida porque los adultos se van a tomar en broma los derechos de los niños y eso es algo muy serio», dijo un integrante. «De eso se trata —explicó de Almeida—. De planificar una exposición y hacerla accesible a todos los públicos».

El resultado es una muestra inusual. «No he encontrado antecedentes de otra exposición del mundo curada por niños», confiesa de Almeida con orgullo. «Hay museos para niños, hay museos que tienen espacios infantiles, otros exhiben objetos producidos por niños. Pero no hay muestras curadas por niños».

La exhibición El Álbum de los Derechos está dividida en tres salas. En la primera se muestran las veinte fotografías previamente seleccionadas y cinco más que eligió el Consejo de Niños. En la segunda se encuentran el juego y una animación por fotogramas —stop motion—  producidos por los miembros del Consejo. Y, en la tercera, hay un gran rompecabezas en el que participaron niñas y niños de escuelas públicas a través de expresiones gráficas plasmadas en placas que conforman «el mural de los derechos».

El Plan Ceibal también hizo su aporte con el diseño de una urna que escanea mensajes de los visitantes. Los textos, dibujos o imágenes se integran a la exposición inmediatamente. De esta manera, se hace evidente la importancia de incorporar nuevos derechos: el acceso a las tecnologías de la información y el ejercicio de la ciudadanía digital.

Para Paulina (7 años) y Dante (12), miembros del Consejo, el trabajo realizado fue muy entretenido. Ambos, desinhibidos y elocuentes, destacan las sucesivas votaciones ante cada decisión y Dante hace especial mención al juego que desarrollaron: «Es un barco cargado de deseos. Cada persona puede dejar un deseo y llevarse otro». Paulina cuenta los detalles del stop motion que refiere al derecho al nombre y a la nacionalidad y que narra la historia de una niña que debe ir a un hospital porque se cayó de su patineta.

«La muestra comienza con las fotos, la selección, luego la apropiación y la reelaboración que hace el Consejo del MAPI y también el aporte de las escuelas públicas a través del mural», explica el director del IIN. Los visitantes «no solamente podrán contemplarla, sino podrán generar un proceso de reflexión sobre los derechos y generación de nuevos mensajes», agrega Giorgi.  Para el director del MAPI, la exhibición tiene un valor significativo puesto que «llama a la reflexión sobre los derechos de los niños a partir de un ejercicio de derechos: a la participación, a la libertad de expresión y a ser protagonistas de sus discursos».

#MuseosEnGranizo: Facundo de Almeida en el MAPI

“En los carteles publicitarios no veo productos, veo sponsors”

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Museo de Arte Precolombino e Indígena: debates contemporáneos para conocer las culturas americanas

Generar diálogos. El Museo de Arte Precolombino e Indígena (MAPI, fundado en 2004) es la oportunidad local para acercarse a las culturas indígenas americanas. El MAPI cuenta actualmente con quince colecciones diferentes. «Tenemos algunas piezas del museo, la menor cantidad, que básicamente han ingresado por donaciones y el resto, la mayor parte, en comodato, préstamo o custodia», explica Facundo de Almeida, el director.

La temática del MAPI «no es el hit de Uruguay, obviamente. Lo tenemos claro. La clave es cómo enfocarla. Si este museo fuera tradicional, con el interés de exhibir piezas antiguas en una vitrina, probablemente el interés del público sería menor y vendría muchísima menos gente. Pero nosotros vamos más allá, la exhibición de piezas en una vitrina está supeditada a una práctica y a un discurso que las excede.

De Almeida profundiza: «Nos importan los objetos, por supuesto que los cuidamos y exhibimos, pero los tenemos en función de “decir algo”. En el MAPI nos interesa conservar los objetos para mostrar las culturas americanas. Tenemos piezas de hace diez mil años y algunas otras con un debate muy interesante —tienen treinta mil años y se discute, a través de ellas, si hay marcas humanas que puedan datar la población de América—. Y tenemos piezas contemporáneas: una vitrina con canastos realizados por una comunidad guaraní que vive en San José».

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Bicis que encuentran cafés

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Punto de encuentro

Café Latente abrió un nuevo local en el Parque Rodó y desde hace unos meses, está en Panyaro, un centro recreativo en Luis Piera casi Jackson. La cobertura de este nuevo café fue polifónica, a modo de entrevista cruzada, con los ciclistas de Café con Ruedas a quienes quería cubrir desde hace un tiempo, por la novedosa actividad que realizan.

El martes 6 de marzo, a media mañana, llegaron tres de los integrantes de esta original comunidad. Son cinco ciclistas uruguayos y han creado Café con Ruedas, un grupo que “visita diferentes lugares de venta de café en busca de nuevas experiencias para usuarios y amantes de la bicicleta”. Martes y jueves hacen el programa, que está en Facebook exclusivamente y que puede verse siempre, solo hay que buscarlo en la cuenta de la red social. Después de rodar un par de horas —salen muy temprano y a buen ritmo—, entran a un café, toman algo, charlan y puntúan el lugar. Tienen buena onda, son muy amenos y distendidos. Acumulan, en casi un año de vida, una experiencia interesante, con miles de kilómetros recorridos y más de sesenta cafés relevados.

Tuvimos una charla “de contertulios”, en un lugar que merece una parada. Café Latente en Panyaro es un café cien por ciento “biciamigable”, tanto que ese día estaban instalando un nuevo bicicletero —fuerte, robusto, indestructible— porque el anterior había sido vandalizado. Sirven buenas bebidas, cuentan con potente wifi y una vista inmejorable: al Río de la Plata.

Hechas las presentaciones, comenzamos a rodar. Con cadencia liviana, para entrar en calor.


Los primeros kilómetros

Ese martes, los chicos de Café con Ruedas venían del este, en sus bicis ruteras, equipados con el maillot del grupo, como siempre. E inmediatamente aclararon: “salimos para el mismo lado, no somos como los ciclistas [se refieren a los profesionales] que salen con viento en contra para volver con viento a favor”, aclaró Marcos Martínez.

Antes de entrar al local, con la cámara del celular ya prendida, Marcos hizo la presentación para la audiencia que ya esperaba en el mundo virtual. Luego habló con las chicas que estaban a cargo del café y describió la propuesta. Así empezó el programa, con el ritual de siempre. Luego armaron la mesa (el “set”), pidieron los cafés, el jugo “que debe ser natural” y los sólidos. El programa estaba en su curso natural y ya rodábamos los primeros kilómetros de acondicionamiento o entrada en calor.

Fue una charla muy divertida, una conversación informal. Debo confesar que a escasos minutos, me había olvidado de la cámara ante la naturalidad con la que se manejan. Porque esa es su fortaleza: la soltura, la picardía y el intercambio de intereses en común. Ellos hablan y se “pisan”, se ríen, hacen comentarios y anotaciones al margen y las que van al margen del margen, todo con efusividad y elocuencia. Son simpáticos, manejan cierto humor negro en determinadas circunstancias y se ríen de sí mismos. Si bien, pedalean de verdad, no lo hacen saber.

En una articulación de entrevista cruzada que no había sido pautada, quisieron saber mi experiencia como ciclista urbana. Hablamos de la vestimenta, de los zapatos, del casco y de otras cuestiones del ciclismo de ciudad. Convinimos en que los cambios de Montevideo no han sido significativos, pues todos esperábamos más y la ciudad necesita un acondicionamiento vial en el que se incluyan los birrodados a pedal. Observamos, con preocupación, el gran número de ciclistas que salen con audífonos y los que no usan casco, y Marcos fue rotundo: “Salir sin casco, no es de ciclista”. Alejandro Rodríguez y Marcelo Gopar tienen hijos pequeños y comentaron la naturalidad con la que sus niños usan el casco. “Bien por las nuevas generaciones”, concluimos.

Sostuvimos una conversación caótica, que nunca decayó, saltamos de tema en tema que osciló entre cuestiones de ciclismo urbano, las carreras, este blog, los cafés, su experiencia como deportistas y la historia de Café con Ruedas.


Constancia, ritmo y cadencia

Entre los ciclistas que usan las redes sociales, Café con Ruedas ya es un punto de encuentro que suscita comentarios. La iniciativa “surgió mucho antes que el programa”, explica Marcelo. “El año pasado entrenamos Marcos y yo solos, y al terminar íbamos a la ANCAP del Faro por un ´café con cookies´. Una promo que estaba buenísima. Lo hicimos así todo el invierno”. Y Marcos agrega: “Cuando dábamos la vuelta, en El Pinar, ya estábamos pensando en esas cookies. Estábamos deseando llegar a la ANCAP”.

Mientras tomaban ese café y degustaban las galletitas, que dicen estaban deliciosas, charlaban unos cuantos minutos más. “Lo mismo que ahora”, dice Marcelo. “No inventamos nada nuevo, es igual que ahora. Solo que pusimos la cámara”, aclara Marcos.

Marcelo es muy cafetero, tiene sus rituales y buen paladar para la bebida. Durante sus jornadas laborales, suele parar en Los Araucanos y un día invitó a sus compañeros de entrenamiento a cambiar de lugar. En ese entrenamiento, también estaban Juan Alloy. Fueron a Los Araucanos y a Marcos se le dio por filmar desde su cuenta de Facebook, era mayo de 2017 y así, con la espontaneidad que los caracteriza, surgió Café con Ruedas.

Ya están por celebrar el primer aniversario. “Habrá catorce barras y quince orquestas”, dice Marcos con desparpajo. Y comenzó el sprint de ideas, inusitados planteamientos que se suceden uno tras otro y que van perfeccionado con los agregados que aporta la audiencia. Esa dinámica, constante y jocosa, les sale naturalmente, pues la tienen muy bien aceitada.

Para el festejo proponen repartir café de un balde de veinte litros de pintura, “¡pero con decorado!”, dice Alejandro. Y lo servirán con cucharón o “se podrá tomar directamente”, aclaran. El pie era obvio: comenzamos a contar historias de hidratación en carreras. Y así, se escaparon de un tirón, dejaron el pelotón y tuve que ir a buscarlos.

Armamos nueva escalera y Marcos acotó que la primera filmación fue malísima, casi no tenían experiencia. Mejoraron rápidamente, armaron una página en Facebook y, cuando tuvieron seguidores, comenzaron a emitir desde Café con Ruedas. Meses después surgió la ropa y tienen merchandising también: gorros, remeras, buffs y jarritos.

Son cinco en total: Marcos Martínez, Marcelo Gopar, Juan Alloy, Alejandro Rodríguez y Daniel Guerequiz. Rara vez pueden salir todos, pero se las arreglan para darle continuidad. Entre solo dos y un día cualquiera, los he visto “remar” un programa. Con sagacidad, con pasión y constancia. “Lo nuestro es todo improvisación”, dice Marcos. Alejandro aclara que están atentos a los cafés y reciben piques de los seguidores y “de las familias, que no los abandonan”. Tienen más de sesenta lugares visitados y el orgullo de no haber repetido ninguno. Café con Ruedas ha cubierto un menú amplio, desde Carrasco a Ciudad Vieja y con áreas inexploradas porque advierten “que no han peinado el Centro, ni el Prado, por ejemplo”.


Cuestiones de técnica y vuelta a la calma

La evaluación de café, al final de cada encuentro, es fundamental y se lo toman en serio. Manejan diversos criterios que dejan claros mientras los comentan. Marcos acota que “un cinco ruedas, máxima calificación, debe ser un lugar bikefriendly, con productos buenos y un bicicletero seguro y a la vista. La bici tiene que estar segura y próxima al ciclista. No vamos, ni entramos si no es así, porque si no están dadas las condiciones, no es para Café con Ruedas”.

Dentro de las cinco ruedas, están también “las de carbono”: ¡la máxima expresión! Alejandro recuerda que “en Café Nómade entramos rodando. Fue superior: un lugar pensado para la bici”. Hay tres “cinco ruedas de carbono” en Montevideo: MAPI Café, Café Nómade y Tándem.

La charla se extendió, el programa fue el más largo hasta el momento y aportó otra cuestión novedosa: fui la primera mujer ciclista en participar. Marzo era un mes propicio para incorporar la experiencia femenina y así lo observaron las espectadoras. Varias de ellas eran mis compañeras de Chicas en Bici, vale decirlo. Pero había muchas más, porque las mujeres somos parte activa del ciclismo que, en Uruguay, viene creciendo pedal a pedal.

Con la cadencia de la vuelta a la calma, hablamos del futuro y Marcelo dejó bien en claro que “la impronta natural es el espíritu del grupo, algo que no se puede perder. Estas charlas son como las que tenemos en una reunión de amigos. Esta es la consigna”. Alejandro acotó que brindan información que el ciclista o el amante de la bici quiere tener, “queremos seguir en esa línea y seguir siendo espontáneos”.

Café con Ruedas ha generado un espacio de información en el ciclismo competitivo, además, porque no hay medios que cubran esas actividades. Ellos aprovechan las carreras, comentan y brindan datos, y cuentan con la ventaja de conocer a los ciclistas profesionales (con los que comparten competencias). Han hecho coberturas especiales en diferentes carreras y encuentros: La Eroica Punta del Este, Rutas de América, la Doble de Melo y desde Piriápolis, Cardona y otros tantos lugares. También reciben invitados, los improvisados y otros agendados previamente. “Nos gustan los invitados, sus historias y anécdotas. Nos gusta que nos cuenten ´las perdidas´, fundamentalmente”, acotan.

La interacción con los espectadores es lo más importante que tienen, mencionan una y otra vez. Por eso están en Facebook y no en YouTube. Tienen muchos seguidores, en todo el país y también en el exterior. Y uno en particular, el sexto integrante: Rodolfo Alejandro Miguez, un amante del ciclismo que los sigue desde el primer día.

Pronto habrá autoadhesivos Café con Ruedas para los lugares que han visitado, una de las tantas ideas que nació en el programa. Habrá más iniciativas, sin lugar a duda, porque son una usina de proyectos. Ahora se preparan para la cobertura de Café con Ruedas en el Gran Fondo Schneck 2018 que convocará, a fines de abril, a 1200 ciclistas. Llegarán al punto de encuentro de este Gran Fondo, frente al glamoroso Hotel Casino Carrasco, en un carro de bomberos con sirena abierta, en bote o en un carro tirado por caballos. Habrá que ver.

 

Café con Ruedas y Para despuntar el vicio:
https://www.facebook.com/cafeconruedasuy/videos/395896114214403/

Los cafés cinco ruedas
Café Solana / Diego´s Coffee & Food / La Farmacia Café / Farola / Café & Animé Shop Macaco / Pachu´s / Tropical Smoothies / Beatniks Café / Amadeo BAR / La Isla Surfshop Café / Nescafé Dolce Gusto Uruguay / Deli / Café Doré / Café Latente en Alma Libre / Tienda de Café / Almacén de Pizzas / Café Latente en Panyaro

La Farmacia, un elegantísimo café de la Ciudad Vieja, fue el elegido por los seguidores en una votación que realizaron en diciembre de 2017.

Los cinco ruedas de carbono
MAPI Café en MAPI Museo: “El primer cinco ruedas de carbono. Llegás por ciclovía, tienen estacionamiento cerrado y con minitaller. Generaron un espacio para ciclistas, lo crearon aunque el edificio no tenía las condiciones, quisieron hacerlo y lo lograron”.

Café Nómade: “Entrás andando con la bici, es lo máximo. Está pensado así. Y ellos ya nos seguían, fue todo una sorpresa. Cuando nos dijeron que la rampa estaba pensada para entrar andado, ¡colapsamos! Ese programa fue compartido hasta en Brasil con el comentario: ´Cuando las bicis encuentran café´”.

Tándem: “Bici, taller y café, ¡es el sueño del pibe! Todos los ciclistas queremos tener un café así. Tienen nuestro espíritu, nos sentimos a gusto”.