Descripciones, escenas y diversas voces en la biografía de Mauricio Sabaj sobre Alejandro Atchugarry

Cuatro años de trabajo. Más de sesenta entrevistas. Una exhaustiva revisión bibliográfica. Fuerte apego a las herramientas intelectuales, ética periodística y solidez en la escritura. ¿El resultado? Trescientas ochenta páginas en las que el periodista Mauricio Sabaj retrata al político Alejandro Atchugarry (1952-2017).

En Alejandro Atchugarry. El héroe improbable —editado por Planeta—, Sabaj mira y explica; boceta, pinta y cincela; da la palabra a los entrevistados; cita frases publicadas en diarios, radios y TV. Su propósito, durante toda la obra, es mostrar la complejidad de un niño tímido, terco y empecinado que nació en un hogar con privaciones y que llegó a ser un abogado especializado en Derecho Civil, un político «zurcidor de diferencias» y el ministro de economía de la crisis uruguaya de 2002. Una persona que, con prematura muerte, entró al «panteón de los héroes de la patria» (pág. 384).

El periodista se ciñe a la cronología clásica, progresiva y lineal, que permite al lector acompañar la vida de Atchugarry. De esta manera se pueden comprender, con mayor facilidad, hechos políticos y económicos —minuciosamente explicados—, además de entender cómo la figura del biografiado va adquiriendo bríos y estatus. El lector se entera de los sucesos personales y públicos de Atchugarry, mientras Sabaj bosqueja una y otra vez su persona. Además de reparar en los aspectos físicos y en los intelectuales, el periodista presta atención a datos —algunos singulares y hasta divertidos— que recrean las múltiples vetas del biografiado.

Alejandro Atchugarry llegó al Ministerio de Economía y Finanzas de casualidad. El anterior ministro había renunciado y la situación económica del país era delicada; él se negaba a ocupar el cargo, pues no se consideraba apto y, además, les debía presencia y compañía a sus hijos (su esposa y madre de estos había fallecido de cáncer). Cómo lo convencieron o si se dejó convencer es parte de la épica que rodea su vida. La reunión en la que finalmente aceptó fue larga y Sabaj la describe con cuidado, el lector se exaspera, siente el agotamiento que había en ese lugar, hay tensión y el nudo, finalmente, se desata. La historia continúa con Atchugarry en el cargo que termina de forjar su estrellato político.

Dueño de una inteligencia superior, de una capacidad de trabajo inusitada, sin el cuerpo ni el ego de los grandes líderes, Atchugarry es considerado, por muchos, como el «salvador de la crisis de 2002». Sabaj se encarga y parece que hasta se obsesiona con encontrar las claves que llevaron a un ministro de economía a sobreponerse a un cargo que es demoledor y convertirse en una figura rutilante.

La honestidad, el trabajo (sobre la que el periodista vuelve una y otra vez), la confianza, la articulación, la escucha atenta y la consideración son las claves sobre la que el autor construye al biografiado. Todo está documentado a través de hechos y desde las voces de la familia, compañeros de trabajo, correligionarios y adversarios.

El libro tiene ritmo, a pesar de que el periodista introduce temas arduos (cuestiones macroeconómicas y presupuestales, entre otras). En estos momentos, el interés no decae. En los textos hay alternancia en el uso de enunciados largos y cortos. Algunos muy cortos. Hay cuidado en los remates de los capítulos, que concluyen y anticipan. Sabaj se muestra al margen, aparece en algunas entrevistas y se hace visible cuando se refiere a Atchugarry por su apodo: el Flaco. El recurso sorprende, quizás hasta desconcierta, y termina por generar una sintonía adicional ante alguien que tuvo el «poder para mejorar la vida [y la] habilidad para hacerlo» (pág. 280).

Obra: Alejandro Atchugarry. El héroe improbable
Autor: Mauricio Sabaj
Editorial: Planeta
Año: 2022
Descripción: No ficción