En Inglaterra, país tradicionalmente aficionado al té, los cafés de especialidad han alcanzado una presencia relevante y conforman un conjunto diverso en el que caben numerosas opciones.
Las cafeterías de especialidad de Cambridge, Canterbury, Londres y Oxford visitadas en enero de 2024, similares a las de Uruguay, son fácilmente reconocibles por infraestructura, personas y servicio. Las características que dan identidad al movimiento en Inglaterra parecen plasmarse en ciertos detalles y en la unanimidad de una narrativa que es universal.
La cafetería de especialidad en Inglaterra comenzó en Londres en 2005. En el Soho —un distrito que culturalmente marca tendencias en gastronomía, moda y música— se sirvieron las primeras tazas de un café que se ha afianzado en veinte años con la apertura de numerosos locales (cientos de hallazgos en la web European Coffee Trip) y festivales de corte internacional en Glasgow, Londres y Manchester, entre otros.
El auge y la combinación de emprendimientos hace que los cafés de especialidad enriquezcan el paisaje citadino en variedad y tamaño: emprendimientos independientes y cadenas inglesas o internacionales, cafeterías pequeñas, medianas y también de gran porte. Muchas razones invitan a abrir una puerta en una gran avenida, una calle lateral o un mercado: las ganas de tomar un buen café, el olor del tostado, la necesidad de una pausa, una puesta en escena atractiva o la destreza de quien prepara las bebidas.
Una vez dentro, basta con mirar la escena para comprender la dinámica. Al igual que en otros países, los pedidos se atienden mayormente en el mostrador, aunque algunos pocos establecimientos ofrecen el tradicional servicio a la mesa. Las cartas, en papel o proyectadas en paredes o grandes monitores, suelen ser cortas y claras.
Como en todas las cafeterías de especialidad, el espresso es la bebida de mayor relevancia. También se sirven las variantes con leche (de vaca, entera y semidescremada) y con bebidas vegetales, pues el veganismo es un estilo de vida muy marcado en el país y entre los turistas que lo visitan.
El café filtrado forma parte de la carta de las cafeterías de este tipo y al pedirlo, también el americano, la pregunta inmediata es si se consumirá con leche. No hay pruritos en esta cuestión y tampoco en relación con el uso de azúcar y edulcorantes. Estos se ubican al alcance y para autoservicio, muchas veces en lugares específicos —junto con el agua filtrada que no falta en cualquier establecimiento gastronómico— o directamente en las mesas.
En la propuesta gastronómica, la pastelería dulce es relevante con budines, rolls, brioches y los clásicos scones ingleses que llegan a la mesa con manteca o crema y mermeladas. Las opciones saladas giran en torno a los tostones de masa madre con la omnipresencia de la palta y el huevo. También hay locales con servicio de brunch y almuerzos (en invierno la sopa tiene su lugar en la carta), jugos y smoothies.
Hay público en todos los cafés. Desde las primeras horas de la mañana —el desayuno es un momento clave— se ven locatarios y turistas de todas partes del mundo tanto para el consumo en el local como para llevar. También, durante todo el día, se trabaja y se estudia en los cafés de manera individual o en pequeños grupos; se hace tiempo para entrar a un espectáculo o se descansa en medio de un paseo turístico. Si llueve, algo habitual en la isla, las cafeterías son uno de los lugares elegidos para guarecerse.
El uso de tazas y vasos de cerámica, loza o vidrio alterna con el papel reciclado, según la envergadura del establecimiento. La normativa es exigente, no se consumen plásticos de un solo uso y la clasificación y reciclado de materiales están presentes en todos los locales gastronómicos.
El pago con medios digitales está sumamente extendido, tanto que en algunos comercios no se puede abonar en efectivo. Para evitar filas (muy comunes al comenzar y finalizar la jornada laboral), se estimula la compra previa a través de aplicaciones y comienzan a verse máquinas de autoservicio en los locales.
Las ambientaciones de las cafeterías de especialidad son muy diversas, con decoraciones sofisticadísimas en algunos casos y otros tantos locales más minimalistas. Los elementos gráficos del rubro (granos, mapa, colores, tazas) parecen haberse superado y sí están presentes la exhibición del café que se sirven a través de los paquetes, la calidad en las bebidas y la amabilidad en la atención. En muchos cafés, se venden tazas, vasos y remeras de la marca y, obviamente, paquetes con granos ya tostados.
Hay numerosas razones para visitar Inglaterra, un país de exquisita riqueza histórica y cultural. A todas estas causas, se le suma el café de especialidad que enriquece circuitos de museos, parques, mercados y barrios. Para seleccionar cafés, entre tantas opciones, conviene seguir guías y recomendaciones, usar Google Map y dejarse llevar por la intuición (visitar lugares y tomar café suelen depurar el gusto y afinar los criterios de selección).